Gundlach divide las capacidades motoras en condicionales y coordinativas. El punto básico de diferenciación es que la condición física depende predominantemente de factores energéticos y la coordinación de los procesos de regulación y control que residen en el sistema nervioso central.

 

La condición representa el cimiento sobre el cual se desarrolla la coordinación. Por tanto, un futbolista con bajos niveles de fuerza, velocidad y resistencia, difícilmente podrá responder a las exigencias físico-coordinativas del fútbol moderno.

 

La coordinación representa la acción armónica del sistema nervioso y la musculatura en el marco de una secuencia de movimiento.

 

Un primer nivel de división, de manera general, sería el de coordinación intramuscular, es decir, dentro del músculo e intermuscular, entre el músculo agonista y antagonista.

Por otra parte, Meinel hace una diferencia entre destreza o motricidad gruesa (por ejemplo,en la carrera interviene todo el cuerpo) y habilidad o motricidad fina (por ejemplo, el manejo del balón con la mano, situación donde interviene una parte muy especializada del cuerpo que es la mano o el pie). Sin embargo, tanto una destreza como una habilidad son acciones motoras automatizadas que se encuentran fuertemente ancladas en el sistema nervioso y que permiten en el deporte una amplia gama de adaptaciones para solucionar acciones motoras imprevistas.

 

Efectivamente, ambas son utilizadas también para referirse a la capacidad de aprender velozmente complicados movimientos.

 

Las cualidades coordinativas son las condiciones necesarias para que se establezcan las destrezas en el sistema nervioso. Sin embargo, cada destreza depende, en diferente grado, de las diferentes cualidades coordinativas.

 

Tanto en el deporte como en la vida diaria la coordinación nos ayuda a superar situaciones imprevistas como son choques, caídas o la modificación de la parábola de vuelo del balón en el juego. Un jugador que posee un amplio repertorio de destrezas en su sistema nervioso aprenderá con mayor facilidad movimientos que estén emparentados con ellas con un costo energético menor. De aquí la importancia de una formación multilateral de los niños que supere el enfoque específico (fútbol sólo a través del fútbol), que todavía domina la actividad motora de los niños haciendo minideportistas en la edad del juego.

 

Entre los 8 y los 11 años se da un extraordinario momento para el desarrollo coordinativo del niño que en el fútbol debería ser atendido con especial interés: es la denominada edad del "lujo de movimiento", misma que está relacionada con la aceleración en la maduración del sistema nervioso y con el mejoramiento del funcionamiento de los analizadores y de las áreas corticales que realizan el análisis de la información sensorial.

 

Para Zaciorskij son tres los criterios:

- El grado de dificultad de la tarea

- La exactitud en la ejecución

- El tiempo utilizado para la realización del movimiento.

 

Son tres las capacidades coordinativas:

- Capacidad de conducción motora. El éxito en la ejecución de movimientos complejos, con múltiples partes, depende de una afinada conducción de su estructura temporal, espacial y dinámica.

- Capacidad de adaptación y acomodación. Esta se observa en situaciones de juego donde se reacciona a una situación imprevista, generalmente bajo presión del adversario.

- Capacidad de aprendizaje. Esta se expresa en el tiempo de aprendizaje o en el número de repeticiones necesarias para alcanzar un cierto nivel de destreza en la ejecución de un movimiento.

A estas capacidades coordinativas generales se les agregan otras especiales como: la elasticidad de movimiento, el equilibrio, el ritmo, la reacción, la fantasía de movimiento. Si bien en el fútbol todas las capacidades coordinativas tienen importancia, hay algunas que son prioritarias, como por ejemplo: la capacidad de reacción la cual puede definirse como una respuesta instantánea y veloz a un estímulo visual (el movimiento de un compañero), auditivo ( el grito de un compañero), etc.

 

La enorme complejidad y variedad de tareas y movimientos que debe afrontar y resolver un jugador de fútbol a lo largo de un partido hace de la coordinación una condición imprescindible para él.

 

La coordinación sólo mejora a través de la novedad. Nuevas ejercitaciones del fútbol mejoran la coordinación especial y nuevas ejercitaciones que no están emparentadas al fútbol mejoraran la capacidad coordinativa general.

 

El deportista que ha dejado de aprender es un deportista que empeora coordinativamente. Esta es una de las causas de la desaparición de muchos jugadores que a edades relativamente tempranas como pueden ser los 25, 26 años consideran que están formados, que saben mucho y que ellos ya no necesitan seguir incorporando a su repertorio nuevas destrezas. Esta situación, aunada a la pérdida gradual de capacidades físicas, lleva a un rápido deterioro del status físico-técnico del jugador y, como consecuencia, a la aparición de lesiones, a la baja de juego, al aburrimiento, a la deserción.